CONTRASTES

C

Agobiados por un sinfín de problemas hemos terminado 2014, sin que el nuevo año, con sus desvaríos electorales, prometa la solución a las inquietudes y preocupaciones de una sociedad hastiada de intolerancia, que desde las más altas investiduras del poder baja inexorablemente hasta las capas más profundas del tejido social. Ha sido el que se fue un año duro en el que predominó, según serias encuestas, la alarma por el auge creciente de la delincuencia, que a caballo del rampante narcotráfico adoptó nuevas y perversas manifestaciones de criminalidad.

Amén de la escalada de la violencia (estadísticamente en el conurbano bonaerense uno de cada seis habitantes ha sido víctima del delito en sus diferentes modalidades) la sociedad fue testigo de otras penurias no menos lacerantes. A saber: el peligroso y desmadrado enfrentamiento entre los poderes ejecutivo y judicial, el ejercicio turbio del poder desde la cúspide de la pirámide  gubernativa nacional, la atomización de los partidos cuyos dirigentes libran una lucha banal impregnada de personalismo, los irrisorios beneficios a quienes cumplen condena efectiva por delitos  comunes (además del amparo que les brinda un plexo jurídico inverosímil), los desaciertos económicos producto de una ingeniería financiera inexperta y aturdida, el saqueo sistemático de los  fondos públicos, el desempleo y demás etcéteras de una lista que sería largo enumerar.

Sumados todos estos factores, es fácil advertir un dejo de pesimismo en el ciudadano medio que, en el ámbito familiar o en charlas de café, expresa su desazón por los tiempos por venir.

Sin  embargo (siempre hay un “pero” para ser optimistas), el año se cerró con un par de buenas noticias que contrastan con el panorama gris y neblinoso. Noticias que proceden de otros lugares del  mundo (el acercamiento diplomático entre EE.UU. y Cuba, por caso), o bien de estas cercanías, muy propias de nuestra vecindad, que nos alientan a mirar el futuro con otros ojos, con otra  perspectiva; y concluir que los argentinos, aun en la adversidad, somos capaces de pequeñas grandes hazañas.

Valen al respecto estos tres ejemplos que provienen del mundo de las ciencias y que tuvieron, como partícipes o actores principales, a estudiosos cordobeses. El primero de ellos fue la puesta en órbita del satélite de telecomunicaciones Arsat 1, lanzado desde la Guyana francesa y en cuya construcción participaron técnicos cordobeses de la filial instalada en nuestra provincia, de la empresa con sede en Bariloche, que construyó el artefacto espacial.

En este terreno, el de la exploración del espacio, también fue mérito cordobés el descubrimiento de un asteroide anillado similar a Saturno (pero infinitamente más pequeño, claro está) a través  del telescopio de la Estación Astrofísica de Bosque Alegre, “recuperada a pulmón” según afirmó el director del Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de Córdoba.

Y el tercero, pero en otro campo, fue el estudio de investigadores cordobeses que contribuyó a descifrar el atlas genético de la yerba mate, que permitirá mejorar su cultivo y rendimiento.

Estos dos últimos ejemplos fueron publicados por acreditadas revistas especializadas extranjeras, lo que da crédito y certeza a los estudios, cuyas valoraciones escapan a este comentario que ha pretendido mostrar, en modesto contraste, las dos caras de un país.

Abril de 2015.

Publicado en Hojas de Cultura. 2020. Compilación de una Experiencia. Capítulo I. Reflexión Política. Editorial Brujas. Córdoba. Argentina.

Emiliano Nicola

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Emiliano Luis NICOLA. Nacido el 10 de abril de 1937. Ejerció como periodista deportivo en los diarios Córdoba y Los Principios, en las radios LV2 y LV3 y en Canal 12 donde también fue co-conductor del programa Teledinamica. A partir de 1978 se incorporó a la Redacción de La Voz del Interior desempeñándose como Redactor, luego Prosecretario, Secretario de Redacción y Prosecretario General de la Redacción hasta su jubilación en 2002.
En 2003 funda y dirige la revista mensual Nosotros de la que se retira en 2012.