Hace apenas un mes aproximadamente, el Gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, sorprendió al periodismo y a la política cuando afirmó que su credo se resumía en un principio muy simple: “Tanta competencia como sea posible, tanto Estado como sea necesario”. El Gobernador no mencionó cuál era su fuente de inspiración, si acaso hubiere alguna. Los que tenemos algunas lecturas sobre el socialismo hemos recordado que el gran dirigente alemán, Willy Brandt, líder socialdemócrata, escribió hace 61 años un paradigma casi idéntico, que es el título de nuestro trabajo: “Competencia, tanta como sea posible, planificación, tanta como sea necesaria” (1). En ese contexto Brandt agregaba: “la así denominada socialización de los medios de producción que en anteriores épocas se suponía iba aportar a la humanidad necesariamente más libertad y verdadera felicidad, hoy no es considerada ya como una panacea o fórmula mágica” (2). Poco tiempo antes de que se conocieran estas opiniones de Willy Brandt en Alemania, el doctor Nicolás Repetto, el hombre más cercano a Juan B. Justo, fundador del socialismo en nuestro país, nos decía que “el maestro Justo fue partidario de entregar algunos servicios públicos al Estado, pero desconfió siempre de la bondad de la
gestión de nuestros gobiernos, a veces deshonestos y carentes siempre de la vigilancia eficaz que ejercen los pueblos bien educados políticamente. Vigiló y denunció las irregularidades y errores cometidos por los bancos oficiales, pero lo hizo, no para pedir su suspensión, sino para que cumplieran la función rectora o de ejemplarización que a su juicio les correspondía. Propugnó con gran empeño y señalado éxito la práctica de la cooperación libre, de preferencia para la vivienda, la alimentación y los artículos de uso personal. Las cooperativas agrícolas contaron también con su apoyo y sólo era partidario de las industriales”, es decir las cooperativas de trabajo, “cuando formaban parte de una cooperativa de consumo o trabajaban para ella” (3). El socialismo nació antiestatista si nos remontamos a Carlos Marx y Federico Engels, cuyos pensamientos fueron distorsionados por el comunismo soviético por un lado y por un conservadorismo tan irracional como ignorante que demonizó a Marx y Engels hasta el infinito. “El objetivo final del socialismo, dice Engels, no es la omnipotencia del Estado sino por el contrario su abolición. La mera sociedad, que habrá organizado la producción sobre la base de una asociación libre e igualitaria de productores, llevará la máquina del Estado ahí donde debe estar: el Museo de Antigüedades, y la colocará al lado de la rueca y el hacha de bronce” (4).
Por supuesto que la afirmación de Engels es una exageración propia del período inicial del socialismo, pero no es justo mantener deliberadamente el equívoco, acerca de la posición que Marx y Engels tenían acerca del Estado.
Volvamos ahora a Willy Brandt para saber con qué autoridad escribía, cuando desarrolló, la que es a nuestro juicio la más importante reformulación del socialismo democrático hasta nuestros días.
Nacido en 1913, cuando Adolfo Hittler llegó al poder en 1933, Brandt se valió de su trabajo en una naviera para escapar en un pesquero a Oslo.
Aprendió el idioma noruego, consiguió trabajo como periodista e incluso adquirió la nacionalidad. Como ciudadano noruego, debió combatir como soldado la invasión alemana a aquel país. Fue detenido, pero la Gestapo en operaciones, no pudo identificarlo como Herbert Karl Frahm, tal su verdadero nombre con el que había abandonado Alemania para incorporar en Noruega el nombre y el apellido que adoptó en definitiva. Una vez que fue puesto en libertad se refugió en Suecia, país neutral donde continuó su actividad política y su prédica contra el nazismo.
Terminada la guerra, retornó a Alemania y se reincorporó al Partido Socialdemócrata con posiciones más moderadas que las que había tenido en su juventud.
En 1957 fue elegido Alcalde de Berlín Occidental y en 1961, fue sorprendido, al igual que el Canciller Konrad Adenauer por el súbito levantamiento del “muro de la vergüenza” erigido por el gobierno títere de la Alemania del Este.
Fue canciller a partir de 1970 en coalición con el Partido Liberal.
Con la dura oposición conservadora y la desconfianza de muchos europeos, estableció la Ostpolitik (Política del Este) consistente en el establecimiento de relaciones con todos los países del Pacto de Varsovia, incluida la mismísima Alemania Oriental. Todo ello con el propósito de lograr una distensión de la por entonces Guerra Fría, lo que le valió a Brandt el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz.
Firmó convenios particulares con la Alemania del Este, que permitieron visitas frecuentes de familiares que vivían en la Alemania Federal y que concurrían a reunirse con los parientes atrapados por el muro.
Esos vínculos reanudados fueron haciendo conciencia en los alemanes del Este, en el sentido de que había otra realidad desconocida para ellos, y esta comprobación gradual incidió sin ninguna duda, años más tarde, en la explosión social contra el muro de la vergüenza.
El gobierno de Willy Brandt no tuvo un final feliz porque se comprobó la presencia de un espía que trabajaba para la Unión Soviética y que era funcionario, situado en una posición expectable respecto al Canciller.
Sin embargo Willy Brandt vivió sus últimos años rodeado del afecto del pueblo alemán. “Presenció en 1989 la caída del Muro de Berlín, que con tanta amargura había visto levantar; asistió al año siguiente, junto al Canciller Helmut Kohl al acto de reunificación de Alemania; y días más tarde disfrutó el éxito de su última gestión internacional: la liberación de cerca de doscientos rehenes occidentales que el dictador Sadam Husein mantenía retenidos en Irak (5).
Creemos que lo dicho alcanza para comprender que Willy Brandt fue una gran personalidad europea y mundial, un modernizador del socialismo democrático y un gobernante exitoso tanto como alcalde de Berlín o como canciller y que sus propuestas, guiadas por la realidad de la economía condujeron a su partido al poder en reiteradas ocasiones, la última el año pasado en alianza con los liberales y los ecologistas. Cabe acotar que en Alemania como en Estados Unidos tiene la palabra “liberal” un significado más político que económico. Se refiere a la gente de pensamiento progresista, ajena a la influencia de dogmas religiosos, librepensadores como lo fueron en su época nuestros presidentes Sarmiento, Mitre y Avellaneda o posteriormente políticos como Joaquín V. González y Lisandro de la Torre.
Dicho esto, nos interesa ahora dejar establecido qué debe entenderse por “tanta competencia como sea posible” y qué debe interpretarse acerca del concepto de “tanta planificación como sea necesaria”.
En una enumeración puramente enunciativa podemos afirmar que en la competencia y el mercado se pueden reconocer tres grandes grupos de protagonistas: la empresa privada, las empresas sociales como las cooperativas, las mutualidades, los clubes deportivos, las obras sociales y otras asociaciones civiles sin fines de lucro y por último las empresas estatales que compiten en el mercado como sucede con los bancos oficiales por citar un ejemplo.
a.- La empresa privada. Análisis de este primer grupo
En este agrupamiento está contenido el mayor número de empresas, nacionales y extranjeras; grandes, medianas y pequeñas, cuya cantidad y objeto llega a ser indeterminable en economías medianamente desarrolladas.
Dentro de esta primera categoría hay que decir sin embargo que en varios países europeos existen las empresas privadas cogestionadas por los trabajadores. El ejemplo más tradicional y exitoso no tiene lugar en la Rusia de Putin, no ha sido trasplantada a la Cuba de Castro, ni a la Nicaragua de Ortega, ni a la Venezuela de Maduro. Se desarrolla sencillamente desde la posguerra en la Alemania de Adenauer, Willy Brandt, Helmut Schmidt y Angela Merkel.
La cogestión obrera se estableció en Alemania desde 1951 en las industrias del carbón y del acero y desde 1976 está vigente en cualquier tipo de actividades. La reciente canciller Angela Merkel ha considerado que la cogestión obrera, lejos de ser una desventaja competitiva para Alemania es un componente imprescindible para la economía de mercado.
Existen diversos niveles de cogestión en Alemania, que en algún aspecto pueden sorprender al lector, que tiene del gremialismo la impresión que se desprende del enriquecimiento de los dirigentes, las huelgas decididas entre gallos y medianoche y la ocupación de las calles, como sucede lamentablemente en la Argentina. Cuando la empresa tiene entre cinco y dos mil trabajadores, los delegados sindicales elegidos por sus compañeros pueden organizar el Consejo de la Empresa para discutir con la empleadora el horario de trabajo, las directrices acerca de la selección de personal, las instituciones sociales de la empresa, el control del horario
de trabajo y el rendimiento. Los acuerdos logrados entre el consejo de empresa y la patronal se aplican a todo el personal.
En las empresas relacionadas con la industria del carbón y del acero que tengan más de 1000 empleados, ya hay una verdadera codirección de los trabajadores alemanes. En el resto de los rubros de la economía el derecho de codirección obrera es a partir de los 2000 trabajadores.
En estos dos últimos casos el órgano de conducción de la empresa es el Consejo de Vigilancia que está constituido por representantes de trabajadores y de los propietarios de la empresa.
En principio la llamada “patronal” tiene siempre mayoría en el Consejo de Vigilancia, aunque tratándose de sociedades anónimas, comanditarias y de responsabilidad limitada, la ley sancionada en 1976 ha previsto una composición igualitaria. Pero aun en estos casos, si ante una discusión determinada se produce un empate en el Consejo de Vigilancia, el presidente
tiene dos votos (6).
La cogestión obrera está expresamente prevista en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional pero ni nuestros gremios, ni nuestros empresarios han tenido nunca interés en su aplicación.
Tal vez mejor por ahora. Tanto el sindicalismo como el empresariado argentinos actúan corporativamente en nuestra vida social, con poca disposición a los grandes acuerdos y a los emprendimientos compartidos, y además con una tendencia irracional a ver comunismo en cualquier emprendimiento de economía colectiva o cogestionada.
En realidad la cogestión debería ir de la mano con una profunda reforma de la ley sindical en la Argentina, de manera que la actual estructura gremial con dirigentes eternos, y a menudo corruptos, sea reemplazada por una verdadera democracia gremial que garantice a cada trabajador el voto secreto, desprovisto de presiones patronales o del propio sindicato.
Para oponer la planificación necesaria a los efectos indeseados del mercado, que es en definitiva la praxis que se deriva de la concepción de Willy Brandt, son necesarias algunas medidas fundamentales que deben recaer sobre cada segmento o sector de la economía.
Respecto de las empresas privadas, con o sin cogestión, que compiten en el mercado, siempre son necesarias tres leyes, no para ahogar la competencia sino para darle equilibrio y transparencia.
Nos referimos a la ley de defensa de la competencia que preserve a la economía de los efectos de las denominadas posiciones dominantes en el mercado. Por otro lado es fundamental la ley de lealtad comercial que castiga las publicidades engañosas y otras malas prácticas comerciales.
Hay que pensar también en la ley de protección del consumidor, destinatario final de los bienes y servicios que circulan en el mercado. Por último: el Estado moderno debe renunciar total y absolutamente a cualquier política de control de precios que ha fracasado en todo el mundo. Nada impide en cambio los acuerdos transitorios entre Cámaras Comerciales, Asociaciones de Consumidores y el Estado.
b.- La economía social – Análisis del segundo grupo
En este segmento de las empresas que actúan en el mercado, encontramos las cooperativas, las mutualidades, las obras sociales, los consorcios camineros, las entidades deportivas en general, las asociaciones civiles con actividad económica y otras especies del mismo género. Todas estas manifestaciones del quehacer colectivo tienen dos rasgos en común: eligen democráticamente a sus autoridades (una persona, un voto) y no distribuyen dividendos sino bienes y servicios entre sus integrantes. A menudo ostentan una característica y es que reducen por acción colectiva la intermediación en la economía.
Las entidades más importantes de la economía social son en la Argentina las cooperativas, en particular las agropecuarias
y las de obras y servicios públicos. Por eso el cooperativismo es más comprendido en las ciudades pequeñas y pueblos del
interior que en los grandes centros urbanos. Daremos dos datos al efecto de que se perciba la importancia de este sector.
Por un lado: en la ya famosa Mesa de Enlace que nuclea a las entidades del campo argentino, dos de las cuatro organizaciones son cooperativas: una de ellas CONINAGRO, entidad confederativa de tercer grado que cobija en su seno
una cooperativa de segundo grado tan importante como Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) entre otras; agregamos a Federación Agraria Argentina (FAA), rostro visible de los pequeños productores, también entidad de carácter cooperativo.
Por otra parte, adviértase la importancia económica y social de las cooperativas de obras y servicios públicos. Se ha dicho acertadamente que éstas “se caracterizan por la multiplicidad o diversificación de sus prestaciones. Así por caso, las cooperativas constituidas para satisfacer necesidades de provisión de energía eléctrica luego ampliaron su objeto como por ejemplo servicios sanitarios, telefónicos, de sepelios, informáticos, de provisión de gas envasado o por redes y toda una variada gama que ha respondido a la voluntad de los asociados expresada en asambleas que fueron convocadas al efecto” (7). Se debe destacar esta última afirmación: la multiplicidad de servicios es tan grande que “tomando el ejemplo de tres cooperativas de la Provincia de La Pampa, dos de Córdoba y seis de la Provincia de Buenos Aires, se pueden identificar en una y otra de éstas, los siguientes servicios adicionales a la electricidad, telefonía o agua potable: televisión por cable, sepelios, internet, biblioteca, farmacia, enfermería, estación para GNC, servicios médicos, ambulancia, odontología, construcción de viviendas, créditos, turismo, red cloacal, obra de gas natural, construcción de asfalto, fábrica de columnas y premoldeados y salón comunitario” (8).
Con estos dos datos que hemos aportado, referidos respectivamente a las cooperativas agropecuarias y a las cooperativas de servicios públicos, creemos haber dado una idea clara de la importancia de la economía social en el país. Creemos que en el caso de las cooperativas de servicios públicos, estamos ante la más formidable estructura de socialización de la economía en paz y en libertad y nunca podrá ser acusada de monopolista porque el ente es creado y desarrollado por la sociedad en su conjunto, es decir por los consumidores agrupados, lo cual es conceptualmente incompatible con la idea del monopolio privado.
Nos detendremos ahora en la necesidad de la comprensión que debe tener el Estado en su política fiscal, respecto a la naturaleza de las “operaciones” que realizan las cooperativas con sus asociados. Hemos analizado en este sentido que
“cuando un asociado de la cooperativa, durante el ejercicio de la entidad, que siempre es anual, procura proveerse de un
bien o un servicio, paga un precio que llamaremos ‘provisorio’, lo que se explica de la siguiente manera: el precio de las
prestaciones cooperativas ha de ser un “precio de costo” con más los gastos operativos que tiene la entidad para realizar la
prestación correspondiente. Sin embargo, en cada operación, sea al comienzo, a mediados o cerca del final del ejercicio,
la cooperativa no puede precisar cuál es el monto necesario para cubrir los costos y gastos operativos, de manera entonces que el precio se fija en cada instante por una apreciación de costos que efectúan las autoridades del ente.
Una vez concluido el ejercicio en cuestión, se lleva a cabo el balance anual del ente asociativo y se determina si ha habido o no excedentes, es decir diferencia entre el costo y el monto del servicio prestado a los asociados. Por eso el reintegro o la acreditación de los excedentes en favor de los asociados, una vez deducidos los porcentajes establecidos para las reservas sociales, es en rigor un reintegro al precio cobrado en exceso, nunca una distribución de utilidades o ganancias” (9).
Tampoco hay venta o transacción porque como dice Pastorino “la actividad de aprovisionamiento” dentro de la cooperativa “no es más que el resultado de ejercer la calidad de asociado por parte de sus miembros y por lo tanto no hay operación de mercado ni contrato de cambio, ni en definitiva reales transacciones” (10). Sin embargo en la Argentina la ausencia de imposición del IVA y Ganancias a las cooperativas es sólo parcial sobre la base de criterios antojadizos (11).
c.- El sector público de la economía. Análisis del tercer grupo
Veamos por lo pronto que cualquier Estado democrático y moderno tiene por tratados internacionales que lo comprometen, funciones indelegables que aseguren la salud, la educación, la vivienda, la alimentación, la justicia, la defensa y la seguridad a todos los ciudadanos, hombres y mujeres. Casualmente en el número anterior de nuestra revista, debimos ocuparnos de las sorprendentes limitaciones que tenía la salud pública en los Estados Unidos y la lucha legislativa que llevó adelante el ex Presidente Obama para mejorar la situación de su país en este aspecto (12).
Con respecto al comportamiento que cabe exigir a las empresas públicas, sean éstas monopólicas o sea que actúen
competitivamente en el mercado, hay por lo menos dos imperativos que imponerles. Por un lado leyes que aseguren la
meritocracia en la selección del personal de todos los niveles. El concurso público y abierto de aptitud y antecedentes debe
ser la regla a seguir. Está allí la base de la excelencia. Por otra parte se imponen leyes que aseguren el control de la
transparencia económico-financiera de las empresas públicas. Ese es el otro aspecto que controlado adecuadamente redunda contra el déficit y la corrupción.
Esta clase de empresas pueden presentarse en los distintos países como compañías estatales de aeronavegación, o bien
como bancos oficiales o como empresas relacionadas con el petróleo y los combustibles por ejemplo.
Hay países que cuidan sus empresas públicas regulando razonablemente sus pérdidas y ganancias y otras que hacen de estas compañías, una bolsa de trabajo para amigos y parientes o que las destruyen por ausencia total de planificación en su funcionamiento. Tal la situación actual de Aerolíneas Argentinas. Ni hablar de nuestros ferrocarriles monopólicos, que fueron progresivamente abandonados por sucesivos gobiernos, algo inconcebible en un país que tiene el séptimo u octavo territorio en el mundo, ignorándose asimismo el efecto integrador de ciudades y pueblos que tiene el ferrocarril en un país normal, aun a costa de un déficit razonable en la gestión. Lo que se pierde por un lado se gana por el otro, preservando rutas y caminos respecto de la incidencia del transporte pesado que encarece las cargas y provoca siniestros.
Hay que tener por último políticas complementarias exigibles al Estado: moneda sana, control de gasto público y el déficit fiscal, apertura e integración de las economías, seguro de desempleo derivado del cierre o la reducción de la fuente de trabajo, fuerte impulso a la enseñanza informática, técnica, de artes y oficios, calificándolas como opciones laborales a la par de las carreras tradicionales, una política ambiental que equilibre la necesidad de la producción con la protección del medio ambiente. La enunciación desde luego, no es completa.
Conclusiones del trabajo
a.- En el socialismo democrático internacional puede afirmarse que el legado de Willy Brandt está vivo y que su espíritu reformista influyó de tal manera en el Partido Social Demócrata alemán, que una vez más el año pasado retornó al poder. Cierto es que lo ha hecho en alianza con el Partido Demócrata Liberal y con el Partido Ecologista o Verde.
b.- Nada tiene que reprocharse el Socialismo Democrático por haber “aggiornado” su doctrina. Los conservadores en el mundo se denominan ahora “neo-liberales” para dejar atrás sus lastres del pasado y aceptan en la práctica ciertas regulaciones en el mercado que son para ellos, inevitables.
c.- La izquierda democrática y socialista se ha fortalecido notablemente en los países nórdicos. La social-democracia ha regresado al poder en forma prácticamente simultánea en los cinco países nórdicos por primera vez en sesenta años. Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia, son nuevamente y en forma simultánea gobernadas por Partidos Socialistas o Socialistas Democráticos, en algunos casos en alianza con partidos menores.
“El modelo nórdico se basa en la cooperación entre sindicatos, empleadores y el Estado” explica el sociólogo noruego Haldor Byrkjeflot (13).
Hay matices en los Partidos en cada país. Por ejemplo los dinamarqueses no quieren calificarse como socialistas para no ser asociados con el socialismo originario que en muchos países tenía como dogma la propiedad colectiva de los medios de producción. Prefieren por eso denominarse social-demócratas (14).
En Finlandia, Johan Strang, profesor del Centro de Estudios Nórdicos de la Universidad de Helsinski señala que durante mucho tiempo Europa y el mundo occidental han estado “disfrutando y sufriendo los pro y los contra del neoliberalismo”. En Finlandia son cuestionadas las privatizaciones y al mismo tiempo se reclaman reformas en el sistema de salud mixto.
En Suecia la izquierda sostiene que los conservadores han descuidado toda la política pública respecto de las viviendas, como asimismo la igualdad de calidad en el sistema escolar (15).
En Noruega, la gente que vive en la periferia se queja de haber sido perjudicada en relación a los grandes centros urbanos (16).
En consecuencia los gobiernos socialdemócratas escandinavos tienen por delante la tarea de reparar las desigualdades generadas en los últimos años.
d.- En España a su vez, y más allá de los reparos que nos merecen algunos rasgos populistas de Podemos, es evidente que la alianza presidida por Pedro Sánchez se ha mantenido con verdadera unidad parlamentaria y una política exterior inconmoviblemente solidaria con la Ucrania agredida por el déspota Putín.
e.- Respecto de América Latina, en nuestra próxima edición de Hojas de Cultura nos ocuparemos de la evolución del socialismo democrático, sus realizaciones, contradicciones y por fin las experiencias falsamente llamadas socialistas, aunque son en realidad totalitarias, como son los casos de Cuba, Venezuela y Nicaragua por ejemplo.
f.- Por último al terminar este trabajo volvamos al gobernador Schiaretti quien ha exaltado la definición social demócrata de Willy Brandt. Nos resistimos a creer que el gobernador haya desconocido la procedencia de este paradigma.
Más allá de esta curiosa omisión, lo cierto es que si comparamos al gobierno del contador Schiaretti en relación con los otros mandatarios justicialistas, no cabe duda que sale favorecido en términos del pluralismo político e independencia frente al poder central. Sin embargo el modelo cordobés tiene algunos aspectos francamente incompatibles con un gobierno verdaderamente republicano: una repudiable policía de “gatillo fácil” que acumula episodios de violencia estatal sin solución de continuidad, un Tribunal Superior de Justicia sin independencia donde ocupan funciones varios ex Ministros y ex funcionarios de los gobiernos del Dr. De la Sota y el mismo Schiaretti.
Hay también algunos casos de corrupción en medio de gestiones, que no han tenido investigación ni condena conforme a derecho, como la muy irregular construcción del llamado “Hotel de Ansenuza” situado en las proximidades de nuestra Mar Chiquita y que ha registrado sobreprecios de todo tipo.
No podemos cerrar este trabajo sin agregar los más recientes episodios que empañan aún más la gestión del justicialismo cordobés: muertes sorprendentes de niños recién nacidos, ocurridas en el hospital neonatal con la derivación de una enfermera en prisión preventiva, imputada por presuntas intoxicaciones de los bebés a través de la aplicación de potasio, contratos irregulares en la Agencia Córdoba Cultura y, por último, el trágico accidente provocado por el hasta ayer presidente de la legislatura, Oscar González.
Estos hechos han determinado, como no podía ser de otro modo, la renuncia del Ministro de Salud Pública, la dimisión de la titular de la Agencia Córdoba Cultura y el alejamiento del doctor González como presidente de la legislatura.
NOTAS
Brandt, Willy. “Mi camino hacia Berlín”. Plaza y James S.A. editores, 1963, p. 212.
Brandt, Willy, obra citada, p. 213.
Repetto, Nicolás. “¿Qué es el socialismo?”. Editorial Columba, 1957, p. 51.
Repetto, Nicolás, obra citada, p. 53.
https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historiacontemporanea/20170421/47313782400/willy-brandt-elsocialista- pragmatico.htm, ps. 1/15.
Alemania: 30 años de cogestión/Economía/DW/30.08.2006, ps. 1/3.
Callejo, Alfredo. “Las cooperativas de servicios públicos” en Revista de Derecho Privado y Comunitario. Cooperativas 2011-3, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, ps. 274/276.
Fernández de Andreani, Patricia. “Cooperativas prestadoras de servicios públicos”, Astrea, Bs. As. 2007, p. 62.
Orgaz, Gustavo. “La distribución de bienes y servicios en el seno de las cooperativas. Efectos jurídicos”. Revista Foro de Cba. Nº 198, febrero de 2019, p. 149.
Pastorino, Roberto Jorge. “Impuesto a las transacciones cooperativas”. Intercoop., Bs. As., 1981, p. 17. 28
Orgaz, Gustavo. “Las cooperativas frente a los impuestos que gravan las transacciones y las ganancias”. Revista Foro de Cba. Nº 195, septiembre 2018, ps. 109/112.
Orgaz, Gustavo. “La salud pública en los Estados Unidos”. Revista Hojas de Cultura, editorial Brujas, Nº 17, abril de 2022, ps. 31/40.
Paredes, Norberto. “Qué significa el regreso de la izquierda al poder en los cinco países nórdicos por primera vez en 60 años”. BBC News Mundo, 22 de septiembre 2021, p. 13.
Paredes, Norberto, obra citada, p. 4.
Paredes, Norberto, obra citada, p. 5.
Paredes, Norberto, obra citada, p. 5.