Se realiza por segunda vez en suelo argentino, con lo que nuestro país se constituye en el único que se repite como sede de tan singular evento. Se trata del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española, que sesionará en Córdoba a finales de este mes.
El “Tótem – Cuenta Regresiva”, erigido en la Plaza San Martin frente al Cabildo y la Catedral, que desde mediados del año pasado señala los días, horas, minutos y segundos que faltan para la iniciación del Congreso, se ha constituido espontáneamente en curioso atractivo para los habitantes de la ciudad como para los turistas, que lo han adoptado para posar junto a él en sus fotos recordatorias que a la vez documentan la importancia que la ciudad asigna al prestigioso acaecimiento y su excelencia, acorde con la opinión de las instituciones vinculadas con él que afirman rotundamente: “Los Congresos Internacionales de la Lengua Española, son los encuentros más importantes relacionados con la lengua y cultura en español, que se realizan cada tres años, organizados por la Real Academia Española, la Asociación de Academias de la Lengua Española y el Instituto Cervantes, con la colaboración de los gobiernos en las sedes respectivas”. Córdoba se apresta a hospedar, en pocos días más, un acontecimiento de indiscutida jerarquía cultural, que al acercarnos, recientemente, a la singular estructura, advertimos, casi con sorpresa, lo cerca que estamos de la iniciación de las actividades propias del Congreso, que se desarrollarán desde el 27 hasta el 30 de marzo, principalmente en el Teatro del Libertador Gral. San Martín, cuya remodelación culmina. La sesión inaugural tendrá lugar el día 28, con la presencia del Presidente de la República Argentina, Ing. Mauricio Macri, y del Rey Felipe VI de España, quienes presidirán la ceremonia. El lema de esta octava edición es “América y el futuro del español. Cultura y educación, tecnología y emprendimiento”, acerca del cual y una cantidad de temas conexos, reflexionarán y debatirán alrededor de doscientos cincuenta escritores, académicos, expertos, profesionales de todo el mundo, incluso procedentes de países no hispanohablantes, como Brasil, Alemania, EE.UU., Canadá, China, entre otros.
En el último Congreso, realizado en Puerto Rico, se incluyó por primera vez a un escritor no hispanohablante para pronunciar un discurso en la primera sesión plenaria. Se trató del Premio Nobel francés Jean Marie Le Clézio. En esta oportunidad, en Córdoba, lo hará la escritora y académica brasileña Nélida Piñón, novelista, miembro de la Academia Brasileña de Letras (primera mujer que llegó a la Presidencia de esa institución) y miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua.
De acuerdo a manifestaciones de representantes de las entidades organizadoras y autoridades de organismos colaboradores, Córdoba ha sido elegido como anfitrión de esta nueva versión del Congreso, entre otros motivos, por poseer una fuerte tradición universitaria. La Universidad Nacional de Córdoba es la cuarta más antigua de Latinoamérica, fundada en 1613 y la más antigua de las universidades argentinas. Además funciona en esta ciudad una Facultad Regional de la Universidad Tecnológica Nacional, la Universidad Católica de Córdoba, la “Blas Pascal” y la Siglo XXI. Se hace notar asimismo la presencia en ella de más de cien mil estudiantes de otras provincias y de países vecinos, como así también de naciones de muy diversos lugares del mundo. La existencia en nuestra ciudad de un buen número de Centros de Enseñanza del español para extranjeros, ha convertido a Córdoba en uno de los lugares más elegidos por los estudiantes internacionales. Estos pergaminos y otros que no viene al caso mencionar, han influido poderosamente en la elección. Como cordobeses nos sentimos orgullosos de la determinación de los organizadores, pero a la vez debemos tomar conciencia de que tal halago implica al mismo tiempo una gran responsabilidad, la de coadyuvar dignamente con nuestra participación sensata y nuestro aporte eficaz en las reflexiones propuestas, iniciativas, análisis referidos a los retos de una lengua que hablan más de quinientos setenta millones de personas. Tampoco debemos olvidar la responsabilidad que nos incumbe en nuestra condición de anfitriones, para que todo transcurra en las mejores condiciones de orden y cordialidad en todo aquello que dependa de la diligencia de nuestros representantes.
José Luis Moure, Presidente de la Academia Argentina de Letras, opina que este octavo congreso debería ser una celebración de la palabra. En un artículo publicado en “Los Andes”, el 31 de octubre de 2018, Moure hace notar que “el idioma nacido hace más de mil años en un áspero rincón del norte hispánico (…) hizo pie en América en 1492 y se extendió imparable por la inmensa geografía del continente nuevo”. Más adelante el Presidente de la Academia Argentina de Letras recuerda que “el viejo fantasma de la disolución del latín, después de la caída del Imperio Romano, cuya dialectalización se plasmó en lenguas diferentes (italiano, rumano, castellano, francés, sardo, etc.) llevó a no pocos intelectuales y filólogos del S.XIX a pensar que la autonomía política de las naciones americanas, ganada en las guerras de la Independencia, podían conducir a un colapso semejante”.
El autor comenta luego las acciones realizadas por la RAE, las Academias americanas, la Asociación de esas academias, para “preservar a través de la lengua compartida, el vínculo que la historia y la política habían disuelto”. La convergencia de objetivos –dice- del Instituto Cervantes, la RAE, la ASALE, se propuso estrechar la comunicación de esas corporaciones hermanas consagradas a promover el buen uso del idioma común”. Así se llegó a la realización de los Congresos, para “avivar la conciencia de corresponsabilidad (…) en la promoción de la lengua, en tanto privilegiado instrumento que vertebra a la comunidad hispanohablante”.
Por estas y otras circunstancias que el autor detalla, Moure afirma que se explica que en estos congresos “además del tratamiento de temas específicamente referidos al idioma, se incluyan los que aportan el mundo de la economía, de la publicidad y del turismo, agrupados hoy bajo el rótulo ‘Industrias de la lengua’, por ejemplo la intensa actividad editorial reflejada en libros, revistas, manuales, diccionarios y métodos interactivos de enseñanza del español en los variados dominios de la traducción (literaria, científica, técnica, automática, etc.) y el doblaje de películas, series (…). La Docta Córdoba –dice- trabaja ya intensamente para que todas estas dimensiones del idioma sean adecuadamente examinadas”.
No nos resignamos a dejar de transcribir textualmente el siguiente párrafo del artículo que comentamos, en el que el Presidente de la Academia Argentina de Letras reafirma su idea sobre el carácter de celebración que debe tener el encuentro de Córdoba:
“Obligada de alguna manera por el exitoso antecedente rosarino (2004), la Argentina espera hacer del próximo CILE un acontecimiento provincial y nacional. Y más que un encuentro de escritores y lingüistas (los habrá) este 8º Congreso quiere ser una celebración de la palabra en las muchas dimensiones que la tienen como protagonista: la palabra de la literatura y el periodismo, pero también las voces que conviven en la música tradicional, las que el pueblo crea en la oralidad de cada día, las que se revisten de los muchos acentos y variedades que conforman el mapa dialectal del país”.
Para que realmente se alcance el carácter celebratorio que se anhela, es imprescindible que la ciudad se involucre, que viva el congreso y que el congreso viva, vibre, palpite en sus calles, en sus instituciones, en la interioridad de sus gentes. Y esto depende especialmente de los cordobeses.