UNA VISITA A ESCOCIA CON SORPRESA

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Un artículo de estas Hojas de Cultura, de una historia titulada “Un Granadero Francés”, me trajo a la memoria un hecho en cierto modo curioso que me ocurrió hace ya unos años, cuando viajaba con cierta frecuencia a Escocia, porque tenía una hija que por entonces vivía en Glasgow, de tal manera que hacíamos frecuentes paseos por pueblos cercanos, sobre todo en dirección norte, a la zona que llaman Highland (tierras altas), característica por sus ondulaciones de montañas bajas, pobladas de ovejas que soportan las inclemencias del clima, abundantes lagos y muy pocos habitantes.

Unos cuantos kilómetros más al norte, cabe mencionar el famoso lago Ness (familiarmente llamado Nessie) que tan bien han sabido explotar turísticamente por su supuesto monstruo, que nadie ha visto, pero que “existe” para curiosidad de los visitantes.

En el recorrido de ese día, fuimos expresamente a conocer un pequeño pueblito llamado Culross. Se presentaba en la información turística como muy pintoresco, cosa que era verdad y había sido un importante centro de producción de sal allá por el siglo XVII.

Caminando por el pueblo, llamó mi atención una estatua, a la cual me acerqué para ver de quién se trataba, suponiendo que sería de algún personaje local desconocido para mí, que fui criado en otras latitudes. A partir de ese momento, ya no solo fue conocer un sitio muy pintoresco, sino que derivó en una serie de historias que me sonaban al ver el nombre en la placa, de “Lord Cochrane”, lo que inmediatamente activó mis recuerdos, retrotrayéndome a la escuela primaria y la gesta sanmartiniana, pero sin más conexión, por lo que inmediatamente hice la consulta en internet y ya empezaron a fluir recuerdos.

 

International Statesman, Radical and Inventor. In our Valhalla (1), ne’er was Worthier laid. (2)
La primera línea del texto de la placa está en un inglés tradicional: Comandante naval, estadista internacional, radical (progresista, reformista, super…) e inventor. Pero en la segunda línea se intercalan expresiones propias de Escocia, derivadas del gaélico.

(1) En la mitología nórdica, Valhalla (del nórdico antiguo Valhöll, “salón de los caídos”) es un enorme y majestuoso salón.

(2) Nunca hubo un puesto más digno (resulta difícil hacer una traducción precisa).

Nuestra historia de dicha gesta sanmartiniana, prácticamente (al menos en mi época) comenzaba con la batalla de San Lorenzo (1812), luego los años de preparación logística en Mendoza para el cruce de los Andes, mientras San Martín esperaba la declaración de la independencia que finalmente se produjo en Tucumán (1816). A partir de ahí se inicia el cruce de la cordillera (1817), campaña heroica por donde las haya y las cuatro batallas, no sin derrotas, hasta conquistar la plaza de Santiago de manera definitiva (1818). De ahí en adelante, se nos presentó el relato como prácticamente un paseo en barco hasta tomar El Callao en Perú, el encuentro con Bolívar y fin de la historia.

Sin embargo, hasta llegar a El Callao, pasaron varios años en los que entra a tallar el personaje de la estatua, un hombre de la nobleza del Reino Unido, nacido en Escocia (Hamilton 1775 – Londres 1860) y que por esas cosas de la vida había sido degradado y vilipendiado, emigrando a nuestras tierras a prestar sus servicios, ya que O’Higgins le encargó la formación de la armada chilena.

Mientras tanto, ya tomada la plaza de Santiago, había un asentamiento de tropas españolas en Valdivia y el grueso estaba en lo que se conocía como el Alto Perú. Así, Lord Cochrane, al mando de la armada, se dedicó a bombardear alternativamente Valdivia y El Callao a modo de “ablandamiento”, tarea que llevó varios años.

A la par que, sus relaciones con San Martín no eran todo lo buenas que se podía imaginar, ya que existía un problema presupuestario que retrasaba el pago de la tropa y se cuenta que Cochrane forzó la caja de caudales para extraer el dinero necesario para cumplir con los pagos, pero exactamente lo necesario, algo que habría contrariado seriamente a San Martín.

En algún sitio, también se dice que, por estos desencuentros, San Martín se refería a él como “el Lord filibustero”.

Lo descripto nos lleva en el tiempo, desde el año 1812 (Batalla de San Lorenzo), pasando por 1817/18 (toma definitiva de Santiago), hasta 1824 (toma de El Callao y abrazo con Simón Bolivar). Bastante más tiempo de lo que imaginábamos en las historias que nos contaban en la escuela.

¿Pero qué fue de la vida de Cochrane? El hombre siguió su vida aventurera por el Mediterráneo, anduvo por Grecia, ayudando en la lucha contra los turcos y finalmente volvió a recaer en el Reino Unido, donde los vientos políticos le fueron más favorables, ya que lo reivindicaron, le devolvieron sus títulos y a su muerte fue enterrado en la basílica de Westminter, lugar muy exclusivo, reservado a los grandes héroes y celebridades del país.

Conseguir una imagen gráfica de esto es “misión imposible”, ya que no dejan sacar fotos a los turistas al entrar al recinto y esa restricción se aprecia en internet, donde la mayoría de las fotos son exteriores y limitadísimas las vistas interiores.

Así, Lord Thomas Cochrane, recuperó al final de sus días el honor perdido y tiene su estatua en un recóndito pueblo escocés.

 

 

 

 

 

Eduardo Yaglian Steiner

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Ingeniero Agrónomo por la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) -
Vicepresidende de la Fundacion ProDTI -
Ex Profesor del Departamento de Tecnología Electrónica de la Universidad de Sevilla -
Grupo de Investigación: Instrumentación Electrónica y Aplicaciones
-
Situación profesional: Asistente Honorario del Departamento de Tecnología Electrónica -

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