Caminaba por cansados senderos que el calendario repetido puso polvorosos y áridos. Me detuve en la solitaria posada que tú abriste a mi cansancio. Mis manos levantaron las copas abandonadas por el tiempo y el engaño, mis labios mojaron hasta el último pétalo de la flor sin dueño. El sol desplegó tu noche, la gacela fue corcel y el caminante domador afortunado. Sólo instantes………… Para nuestras...