VISIÓN ANTICIPADA Y RETROSPECTIVA DEL ESTADISTA

V

Los politólogos llaman “estadistas” a los gobernantes de países que además de probidad, liderazgo y eficiencia demostrada para llevar adelante políticas de Estado en forma sostenida, en pos del orden y del progreso de las comunidades a las cuales sirven, sean capaces de anticiparse a los acontecimientos públicos, favorables o no, se trate de eventuales problemas a resolver o de oportunidades para aprovechar. No sólo son administradores de la realidad actual, mucho menos han de gestionar corriendo detrás de los hechos ya producidos, sino que han de avizorar el futuro con suficiente antelación, preparando el terreno para afrontarlo de la mejor manera posible.

Ahora bien, sucede que la sociedad sobre la cual se gobierna no genera ni busca proyectar auténticos estadistas, por una suerte de letargo ético, por no decir corrupción enraizada, estructural, que la lleva a elevados niveles de tolerancia frente a la demagogia, el autoritarismo y el latrocinio, aplaudiendo indirectamente –hasta con el sufragio– la soberbia, la desfachatez y el vaciamiento del
erario si del Estado se trata y de las arcas cuando se refiere a entidades sociales, deportivas, sindicales o empresariales. Los maestros del socialismo democrático nos decían que vivimos equivocando el rumbo por buscar las causas de las repetidas crisis mirando hacia afuera, escrutando la realidad externa con respecto al observador, cuando ha de hallársela en el interior de los individuos y de las entidades que nos representan, o donde actuamos.

De estas modestas reflexiones destacamos la necesidad de formar y alentar estadistas y dirigentes que se anticipen a la problemática, a conducir y resolver, a la vez que rectificar el comportamiento personal y selectivo, reinstalándolo en el andarivel de la legalidad, la lucidez y la decencia pública y privada. Para la consecución de ambos objetivos, los Partidos Políticos son el principal instrumento de la Democracia.

Empero, eso no es todo. Hemos también de recurrir a una mirada retrospectiva, porque en el pasado dejamos arrumbadas, en el arcón de los recuerdos, infinidad de prácticas personales, familiares y sociales exitosas, con más que probados beneficios, arrasadas por el egoísta exclusivo afán de lucro, que en la modernidad capitalista corre parejo con el desdén por el esfuerzo, el trabajo y el estudio propios.

La primera y más importante, en nuestra óptica, es el restablecimiento de la teoría y práctica del cooperativismo y las mutuales, incluyendo proveedurías gremiales, en las provisiones y servicios que requieren todas las familias en materia de alimentos, vestimenta, vivienda, suministros, turismo y salud. Las cooperativas de trabajo, por su lado, son el conocido antídoto frente a la  desocupación creciente en el campo laboral.

Dentro del sistema de la economía social, debe contemplarse la conveniencia de volver a las ventas a granel y por peso, porque es obvio que arrojaría una enorme reducción general de precios, estimada por los especialistas en no menos del cincuenta por ciento. Favorece, además, el fortalecimiento de los vínculos sociales, familiares y vecinales, con las compras grupales. El rol de las secretarías de acción social municipales sería relevante con esta modalidad, sobre todo para los sectores populares de menores ingresos.

Otro tema para rescatar es el de las huertas hogareñas y la sana costumbre de criar aves (gallinas, patos, pavos) y otros animales (conejos). Por cierto que es de importancia para quienes tengan terreno libre en sus residencias propias o alquiladas y son muchas las familias en esa situación, especialmente fuera de los grandes conglomerados urbanos. Una práctica interesante en la Europa de nuestros días es la afectación de terrenos baldíos para su aprovechamiento por los vecinos que no dispongan de esos espacios, bajo control municipal, en la distribución y utilización provisoria de superficies, auspiciando con la rebaja o eximición tributaria al propietario del predio, modalidad que al mismo tiempo asegura la prolijidad e higiene de los lotes urbanos. Un terreno se demarca y destina al cuidado y aprovechamiento de varios vecinos, los permisos se van renovando, y el dueño no se desprende de su patrimonio, no tiene que soportar impuestos excesivos por lotes ociosos, ni el frecuente desmalezado.

La gestión pública debería apuntar también a la promoción de los cinturones verdes rodeando las zonas urbanizadas, lo cual ha de relacionarse con las ferias francas, donde quinteros y granjeros venden directamente sus productos a los consumidores, erradicando intermediaciones innecesarias y costos del transporte. De igual modo habría que analizar la posible recuperación de los  mercados municipales, asignando los puestos de venta directa exclusivamente a los productores.

En definitiva, según la opinión que se tenga sobre las etapas históricas pasadas, y respecto de las personalidades y personajes que en ellas se destacaron, para bien, para mal, o anodinos, los apreciará con aprobación, rechazo o resignación. Lo realmente difícil será encontrar verdaderos estadistas en nuestro país y en Latinoamérica, a lo largo de la última centuria. La falta de una visión anticipada del porvenir, sea éste halagüeño o dificultoso, y la facilidad con la cual desechamos experiencias positivas valiosas, han sido una constante que representa un factor  preponderante a la hora de buscar las razones de nuestro atraso en el concierto de las naciones. Y la sociedad en su conjunto es corresponsable directa, por acción u omisión, contrariando el deber ser ciudadano. Basta advertir la paridad que teníamos en 1950 con Canadá y Australia, respecto a geografía, producción, población, macroeconomía, y cotejar con el desarrollo actual de los tres países.

Publicado en la revista nº 14 – Editorial Brujas. Córdoba. Argentina.

Víctor Miguel Cemborain

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Abogado y Escribano por la Universidad Nacional de Córdoba - Larga y eficaz fue su labor profesional, ya que ejerció la abogacía en forma particular, fue Letrado de la Empresa Nacional de Correos y Telégrafos y finalmente llegó a ejercer la Magistratura por concurso, siendo el primero en orden de mérito, ejerciendo como Juez Civil y Comercial en la ciudad de Bell Ville durante 14 años.