Oigo decir que los amantes del vino serán condenados. / No hay verdades comprobadas, pero hay mentiras evidentes. Si los amantes del vino y del amor van al Infierno, / Vacío debe estar el Paraíso.
Omar Khayyán
Rubáiyát 69
Yo sé de tu antropológica
y milenaria comprensión.
¡Demiurgo embriagante!
De tu solidaria
castidad de racimos
y erudita alquimia.
De tu sabor seco a
viento de las cumbres,
de tu áspero paladar
de los desiertos.
Yo sé que tú conoces
misteriosas palabras
murmuradas en secreto,
confidencias desatadas
por tu sortilegio.
Del rocío en los ojos
que brota y cae en la noche,
de la brisa en la boca
que se esparce en aurora,
de labios que
entreabiertos se tocan
empapados de tu sangre.
Yo sé que tú hablas
con voces ajenas
que guardan silencios.
Que no te avergüenzan
cacharros de pobres
ni te molestan
cristales de ricos.
Ámbar o púrpura
acompañas siempre.
Todo…
incitas al amor,
gozas la vida,
ocultas la muerte.
Yo sé del etéreo universo
que tu fantasía crea
en el paréntesis
de la diaria fatiga;
del placer Dionisíaco
que hace al creyente
seguir tu aliento.
Después….
silenciosa llega ELLA,
temblorosa y pálida
con harapos sedientos.
Publicado en revista nº 14 – Editorial Brujas. Córdoba. Argentina.