A comienzos del semestre nos sorprendió una noticia. El gobierno nacional resolvió salir de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sin que esta determinación haya pasado por el Congreso. Nuestra presencia en este organismo, deriva históricamente de la pertenencia a la Organización de las Naciones Unidas, es decir la ONU.
193 países han aportado dinero este año a la OMS, con excepción de Estados Unidos, Liechtenstein y Argentina. En realidad los principales aportantes son los Estados Unidos antes de la llegada de Trump al poder con casi 1000 millones de dólares. Con menores aportes entre los 700 y 150 millones, podemos enumerar a la Fundación Bill y Melinda Gates, Alianza Gavi, Comisión Europea, Alemania, Banco Mundial, Reino Unido, China, Rotary Internacional y Japón.
En esta entidad, que nació en Ginebra (Suiza) en 1948 con el objeto de orientar la salud pública y prevenir las enfermedades a escala mundial, se han producido sin duda errores y omisiones, señaladas entre nosotros por Roberto Rovasio, profesor emérito de la Universidad Nacional de Córdoba e investigador del Conicet.
Se destaca sobre todo, la crítica de que la OMS no ha estado en el nivel científico y operativo requerido con motivo de la pandemia del Covid. Se reconoce que ciertas políticas de vacunación han sido de algún modo exitosas, aunque se advierte también que la poliomielitis, VIH, sífilis, viruela, lepra y chagas, entre otras enfermedades, resurgen en los países pobres y aún en los desarrollados.
La desnutrición de madres y de niños, las enfermedades no transmisibles, o la salud mental, siguen siendo materias pendientes a nivel mundial, especialmente en países africanos, orientales y de América Latina.
Señala también el ingeniero Rovasio, que la OMS no tiene facultades legales para vencer intereses particulares de empresas farmacéuticas y laboratorios “que prefieren investigar/producir medicamentos más lucrativos contra la caspa o problemas de erección que antibióticos para cepas resistentes”.
Por último Rovasio critica a la burocracia de la OMS. Es un organismo que tiene 2400 empleados. Una alta burocracia con pocos resultados, sin facultades y tal vez sin voluntades suficientes para enfrentar a las empresas que priorizan el lucro a la salud.
Sin embargo, el autor de esta nota concluye con una reflexión que compartimos en todos sus términos: “cuando un organismo tiene importantes metas y no las cumple, la decisión no debería ser salir, sino quedarnos y luchar para lograr cambios para su mejor desempeño. Claro que eso significa más trabajo, mucha ética y gran capacidad para lograr un control de calidad en todos los niveles” (Rovasio, Roberto, ¿Adentro o afuera de la OMS?. La Voz del Interior, 12/4/2025, pág. 13).
A su vez, Basilio Kotsias desarrolla también algunas críticas a la OMS aunque de igual manera concluye en la necesidad de que Argentina se sostenga dentro de esa entidad internacional. Reconoce como cierto que este organismo cometió errores importantes en los inicios de la pandemia de Covid. Ello sucedió de manera notable con la demora en reconocer que el virus se transmitía por el aire, lo que imponía la inmediata práctica del barbijo, aunque reconoce como atenuante que al comenzar la pandemia nada se sabía sobre esta misteriosa enfermedad, lo que generó una incertidumbre muy notoria en todos los ambientes científicos.
Sobre la base de estos hechos, Kotsias asume una posición similar a Rovasio e insta a que Argentina reconsidere su posición: “la postura de los países miembros de la OMS debería ser mejorar el funcionamiento de la organización, no dar un portazo y abandonarla. Una de las lecciones más importantes que nos dejó la pandemia es que no es posible aislarse del mundo y a estar a salvo de amenazas sanitarias que no respetan fronteras”.
Con total escepticismo y fundamentos se pregunta finalmente; “¿Qué alternativas ofrece el gobierno?”, “¿Qué beneficio político puede obtenerse de esta decisión?” ¡En cuanto a la salud pública el rédito es nulo!” (Basilio Kotsias. Carta de lectores. La Nación, 9 de febrero de 2025, pág. 37).
En nuestra provincia Rogelio Pizzi ha señalado como error de la OMS una recomendación que desestimaba el uso de los barbijos, aun cuando luego esa postura fue rectificada, no sin antes haber causado mucha confusión. Sin embargo, reconoce que salir de la OMS no es una buena decisión. Informa que mientras el 89% de las vacunas fueron compradas por los países más ricos gracias a los fondos provistos por la OMS, hubo vacunas suficientes para los demás países. Concluye Pizzi afirmando que “hoy los problemas sanitarios son registrables y globales. La OMS facilita la cooperación entre los diferentes países y aporta profesionales altamente calificados en distintas regiones de la tierra”.
A su vez el Consejo de Médicos de la Provincia ha emitido un documento donde luego de reseñar las funciones de la OMS, expone la visión sanitaria del mundo actual con las siguientes palabras: “En un mundo globalizado en el que ya no existen fronteras territoriales y los agentes involucrados en las enfermedades transmisibles viajan en avión en pocas horas desde un punto del planeta a otro, no pensar en un abordaje conjunto, nacional y global de la salud de la población de nuestro país, nos pone en un alto riesgo sanitario”.
El órgano deontológico provincial, que además reconoce las distintas especialidades y especialistas de la medicina en el territorio cordobés expresa finalmente una delicada advertencia: “Se nos aislará de espacios científicos y de vigilancia epidemiológica poniendo en riesgo no sólo la salud individual de los habitantes sino la capacidad del país para responder con rapidez y eficacia ante emergencias futuras”.
Por su parte la organización internacional Médicos sin Fronteras, con su carga de experiencia en todo el mundo, destaca de la OMS al menos cuatro cualidades en torno a la salud en las más variadas regiones de la tierra. Estos atributos son una razonable capacidad de desarrollar la investigación médica a escala universal, una infraestructura administrativa apta para homogeneizar protocolos en materia de actos médicos y prácticas sanitarias, un sistema de intercambio de información entre entidades de la salud y salvo las limitaciones exhibidas frente a lo desconocido, una aptitud para la detección de brotes de enfermedades transmisibles.
Por último Gabriel Acevedo, especialista en salud pública reconocido como tal, dice que perder la conexión con la OMS es un error a mérito de que, entre otros perjuicios, el gobierno argentino podría quedar excluido del fondo de vacunas. Toda esta suma de fundamentos expone la pobreza de la decisión del gobierno argentino, que fue anunciada un par de semanas después del anticipo de igual decisión por el imprevisible presidente Donald Trump en relación a su país.
En nuestro caso, el gobierno argentino ha sostenido que sin cuarentena hubiera disminuido la cantidad de muertes a 30.000 pero sólo se trata de una conjetura, sin ningún dato o indicio que le de sustento.
Parece nomás en definitiva que el presidente Milei y su gobierno quieren practicar el aislamiento respecto del mundo organizado y privilegiar a los países y movimientos ultra-conservadores donde se agrupan con matices, el mencionado Trump, Orban, el partido Vox español, Bolsonaro e incluso el mismísimo Putin entre otros.
Ignora el presidente que todos los aspectos de la política exterior han de responder siempre a los intereses de la República, para que resulten eficaces, sin tener en cuenta sus simpatías personales, por lo demás muy polémicas.