Aunque ya han pasado unos meses del mundial de fútbol y ya son pretérito las euforias, las broncas, los resultados, los gritos, las “cargadas”, los enfrentamientos más allá de lo que el respeto y la cultura aconsejan, permítanme recordar algo que hace precisamente a la cultura y al buen gusto. Y además, muestra cómo se exalta lo que viene de alguien muy conocido por pertenecer a los medios periodísticos “del puerto” (sin desconocer sus méritos), aunque lo que se exalta sea mediocre, chabacano y hasta hiriente, mientras se ignora olímpicamente y no se difunde para nada, algo muy superior, de la misma materia, pero que viene de un medio del interior y de un periodista que la inmensa mayoría del país desconoce, aunque nos animamos a afirmar que es uno de los mejores de nuestros relatores de fútbol, por no decir el mejor.
Y vamos al grano. Nos referimos a dos relatos de sendos goles de Messi. Uno, de Alejandro Fantino, conocidísimo periodista de medios capitalinos; el otro de Osvaldo Wehbe, relator de una radio del interior, conocido también, pero no tanto.
Fantino relató más o menos así el gol de Messi a Irán: Gol, goooool, goooool,(…) gol carajo; gol de “la pulga”, gol carajo, gol; gol carajo, gooool. Te lo grito a vos (se dirigía a un brasileño de la tribuna). Eu tem un Papa y tem Messi, vocé nao tem nada (…) Tirame con las garotas de Ipanema, tirame con Pelé, eu tem Papa, (…) Francisco está conmigo desde el Vaticano (…) Estoy llorando, carajo; y no me importa una mierda. (…) Se quieren morir los brasileños.
El “Turco” Wehbe, trasmitió de esta manera el gol de tiro libre a Nigeria: Se va a venir el tiro libre de Messi. Acomoda la pelota, la acaricia, le habla… Le dice: a vos te trato siempre bien, a vos te he sido siempre fiel; ahora jugá para mí, yo siempre juego para vos (…) gooool, gooool, gooool (…) juego para vos, juego para vos, juego para vos, Lionel, desde que era de trapo, desde que era de goma, desde que era de cuero; desde que eras de “Ñuls”, desde que llegaste al Barcelona… (…) te quiero mucho, te adoro, como Rolando Rivas a Mónica Helguera Paz (…) Te quiero por pegarle así a la pelota, por hacerla besar la red y bajar junto a la red para que esas cuerdas, esos piolines le rasquen la espalda…
Dos estilos, sí, pero también dos conceptos diferentes de trasmitir la emoción, los sentimientos que un mismo hecho despierta. Dos maneras de llegar al corazón de las gentes. Ambos gritan el gol con entusiasmo; la voz de ambos relatores pareciera salir no de la garganta sino de las entrañas. Pero en el contenido, uno recurre a lo vulgar y lo repite, lo repite, reitera hasta el cansancio el mismo vocablo y profundiza la vulgaridad hasta llegar a la grosería. (No se trata de pacatería; no nos mueven actitudes de mojigatos, simplemente señalamos una realidad). Por otra parte el primer relato evidencia un tono desafiante, de confrontación que va más allá de la rivalidad deportiva para transformarse en agresión hacia un “enemigo” que no es el rival de ese partido sino el rival futbolístico tradicional y por añadidura el dueño de casa. Y algo más: no advertimos qué tiene que ver en el relato la mención del Papa. El otro relato, contrariamente, es casi un poema. Denota inspirada imaginación, trasciende belleza a través de la palabra, trasmite alegría, serenidad.
Sin embargo, el más chabacano mereció el elogio unánime de los medios y por lo tanto fue el que más penetró popularmente. El otro, el que muestra la otra cara de la cultura popular, pasó casi inadvertido.
¿Reparas, lector, el hondo significado que tiene la preferencia mayoritaria de lo más burdo sobre lo mejor, en la sombría decadencia que silenciosamente nos invade?
Octubre de 2014.
Publicado en Hojas de Cultura. 2020. Compilación de una Experiencia. Capítulo IV. Hojas de Historia. Editorial Brujas. Córdoba. Argentina.